Empecemos por el principio: cinco sureños que no se conocen de nada deciden participar juntos en un Concurso de Bandas de Salamanca. ¿El factor común? La pasión por la música. No tenían intención de ganar, solo de juntarse unos días y crear música. Pero, como el destino es así de dichoso, terminan en la final cantando covers.
Lo más curioso es cómo surgió la idea del nombre. Ante las prisas de apuntarse al concurso, Álvaro, el vocalista, decidió poner un nombre aleatorio de su agenda de contactos (el joven guarda a las personas que conoce con apodos graciosos para acordarse). Apareció “Sinsinati”. Quizá por alguien que tuvo relación con la ciudad estadounidense. Las prisas hicieron que, a la hora de inscribirse, lo escribiese fonéticamente y no como se escribe en realidad: “Cincinnati”.
Pero las buenas vibraciones entre los integrantes no se quedaron en aquel concurso. Tras ver de lo que eran capaces de hacer juntos, decidieron seguir adelante con el proyecto y empezaron a componer sus primeras canciones. Cuando Éramos Dos, Indios y Vaqueros y Volar se convierten en sus primeros singles y empiezan a sumar miles de reproducciones en las plataformas.
Pronto empiezan a dar sus primeros conciertos en Málaga, Salamanca o Sevilla. Pero la verdadera sorpresa viene cuando, con tan solo tres canciones originales, consiguieron llenar la sala Shoko de Madrid. Unas 800 personas acudieron a verles. ¡Una barbaridad!
En ese momento, Álvaro de Luna, el vocalista de Sinsinati, se convierte en uno de los concursantes de La Voz de 2019. El sevillano forma parte del equipo de Fonsi y consigue superar varias fases del talent. Entre tanto, si grupo va sumando nuevos seguidores y seguidoras que googlean su nombre. Sí, ese chico tiene un grupo y sus canciones se quedan en la cabeza.
Ahora, los chicos han firmado con Warner Music Spain y parece que serán una de las grandes apuestas del sello. Un gran final para el principio de un grupo prometedor. – Fuente:
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