Editaron cinco álbumes de estudio y varios sencillos, y se disolvieron en 1979.
Pepe Robles, aunque nació casualmente en Madrid, es de Torrox, en Málaga.
“De casualidad nací en Madrid, pero toda mi familia, mis hermanos, mis padres, son malagueños.
Mi madre vino a Madrid embarazada y me tuvo aquí.”
Desde muy joven, comenzó a destacar en el grupo amateur Los Arlequines.
En el ambiente musical de la época conoció al grupo Los Ángeles, en esos momentos uno de los más famosos, y logró hacerse con el puesto de bajista en sustitución de Agustín Rodríguez. Tanto su líder, Poncho, como Rafael Trabucchelli fueron tomando conciencia del talento que aquel joven atesoraba. Con el primero escribió varios temas que sonaron durante 1968. Su marcha del grupo dejó un poso agridulce, pero Trabucchelli aprovechó la ocasión y le propuso comenzar una carrera como solista. Los solistas empezaban a comerse una gran porción del pastel musical del país, mientras otra la disfrutaban conjuntos pop cada vez más estandarizados.
Robles, muy pendiente de lo que sucedía fuera con los grandes grupos del momento y otros menos conocidos, decidió alejarse de las corrientes musicales más extendidas en España y ensambló Módulos, formada junto a Tomás Bohórquez, Emilio Bueno y J. A. García Reyzábal. Era el año 1969, un año destacado dentro del rock internacional.
Ascenso al éxito
Desde un primer momento, Módulos quiso perfilarse como un grupo diferente, algo que se vio reflejado en la búsqueda de profesionalidad: en el libro 201 discos para engancharse al pop rock español (Tito Lesende y Fernando Neira, 1996) sus miembros aseguraban ensayar 8 horas al día.
Se buscaron rápidamente un buen representante (Tony Caravaca), y crearon en Madrid una oficina como centro de operaciones para tenerlo todo bajo control.
Pepe encuentra sus influencias en los guitarristas del rock más vanguardista del momento (Robert Fripp, Steve Howe…), aunque principalmente Módulos se fija en la psicodelia y el rock progresivo.
Además, supieron aprovechar la onda del pop de la época. Amén de The Beatles, la gran referencia, se fijaron también en la música estadounidense, especialmente en The Young Rascals y los psicodélicos Vanilla Fudge.
Su primer álbum sería deudor del sonido de estos últimos, pero luego añadieron otros elementos a sus siguientes trabajos.
Su debut en el verano de 1969 fue el sencillo Ya no me quieres / Recuerdos. Esta última, la cara B, es una clara revisión de «Groovin’» e «It’s a Beautiful Morning» de The Young Rascals. Una vez convencidos todos de sus posibilidades, se perdieron por los sótanos de Hispavox durante unos meses hasta dar forma a su primer trabajo.
Realidad, su primer álbum, contiene una de las baladas más destacadas del rock español, el número uno «Todo tiene su fin», que acabó con la norma de que las canciones comerciales tenían que rondar los tres minutos de duración.
Años más tarde, esta balada recobró un gran éxito con la versión del grupo cordobés Medina Azahara publicada en 1992. Este álbum debut destaca por sus pasajes románticos y melancólicos, su cadencia, sus cambios de ritmo, la interacción de todos los instrumentos, los escalofríos que producen algunas notas del Hammond B-3 de Bohórquez y, en general, por esa sensación de que Módulos habían conseguido construir una contundente “muralla de sonido”.
Aunque el éxito comercial de su canción estrella no volvió a repetirse a ese mismo nivel, Módulos se mantuvieron dentro de los grupos más destacados de la escena española, editando un álbum por año.
En 1971 fue el turno de su segundo álbum, Variaciones, en el que mantenían su estilo, aunque sin la tensión del álbum anterior. «Adiós al ayer», «Sólo tú» o «Quisiera conseguir» son algunas de sus canciones más destacadas.
Un año después aparece el preludio de Plenitud, el sencillo No quiero pensar en ese amor / Mari, Mari, Mari. Plenitud abandona la frescura de los dos anteriores trabajos, adentrándose cada vez más en el campo del rock sinfónico.
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